Contigo llené la última botella.
Soy tu naufrago. Deposito mis recuerdos para tí.
Puedes pasar, si quieres. Huele el fermento en tus ojos, saborea la violeta humedad.
Te doy las gracias. En un cuarto de siglo he llegado a llenar tu bodega.
Síentete cómoda, al fin y al cabo, estás en otra habitación más de tu mansión.
En el cajón que hay en ese rincón encontrarás una medalla forjada especialmente para ti.
Póntela, y desvanéceme la túnica que oculta los puñales que me has clavado. Estoy tan harto de ellos.
Apresúrate a beber de los llantos color carmesí que emanan mis brechas.
No derrames una gota, porque me estoy bebiendo la pócima que me hiciste cocinar para ti.
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