sábado, 11 de febrero de 2012

Sucedáneo de chocolate


Ayer, después de tantas lunas, te tuve.

Debes sentirte abatida, destrozada, hundida, y con tal cantidad de lágrimas en los ojos que dentro de poco se abrirán a causa de tanta lubricación. (Todavía no logro distinguirte bien, y tu perfume hoy me parece extraño, como más abatido.)

Yo simbolizo la destrucción de aquello que tú anhelas, ese otro espécimen que te tiene abrazada con las mantas de su cama para que no puedas ni siquiera respirar. (Déjame que me desperece, esta mañana el sol está radiante.) Ahora puedes ser libre, puedes extender esas estropeadas alas blancas que se han atrofiado después haber sobrevivido tanto tiempo en una jaula.

Sal, sé libre; azúcar, y vive.  Puedes escapar por los barrotes que he doblado para ti, dulce pajarito, que te espero al otro lado con mis fauces bien abiertas. (Tranquila, que solo fue un bostezo, esta noche me ha agotado, ahora me despierto.) Yo tengo una cueva donde nada deberás temer, porque para llegar a ti, antes tendrán que abrirme en canal.

¿Por qué te quedas en ese rincón todavía? Ven, salta, déjate hipnotizar por mi peluda patita, no te va a arañar, esas zarpas son para protegerte. (¡Ah! mis parpados se levantan, ya empiezo a distinguirte.) Aproxímate, vuela, entrégate al mundo de nuevo, que podrás ver desde detrás de mis ojos todas las sorpresas que aguardan para ti.

Espera… algo está mal. No, no soy yo, eres tú. Mejor dicho, no eres tú, eres otra. Detente. ¿Quién eres? ¿Dónde está el objeto de mis deseos? Oh no, creo que empiezo a entenderlo…

Esta noche he salido a tu acecho, y con la misma prisa que tiene una gota de agua en querer morir contra el suelo, creí encontrarte en un callejón muy turbio. Pero qué desesperado me tienes, que nublada consigues que parezca mi razón, que por lo visto, mi mente me juega estas malas pasadas. Tanto me duele el deseo de tenerte que, sin ningún tipo de aviso, quise confundir tu cara con la de otra.

Oh, qué desperdicio de esfuerzo, que salivación más inútil, atrapado por una vulgar rata anoche creí más fina que la plata.

Mejor dejo este sitio inmundo antes que se despierte.

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